Hay veces que te toca pelear por las cosas que deseas y tener paciencia hasta hacer realidad los sueños que persigues. Esta casa era el objeto de deseo de los clientes desde hace mucho tiempo pero por temas ajenos a ellos se demoró bastante la compra.
La reforma también se cocinó a fuego lento, con tranquilidad, pensando bien los pasos a seguir, viendo qué era lo que la casa requería… la idea era alterarla lo menos posible dado que, de por sí, tenía bastante encanto.
Normalmente los clientes no suelen compartir esta apreciación pero, en este caso, fue una de las premisas de partida, y la cumplimos hasta el final. El edificio es antiguo (para ser de Albacete), con techos altos, grandes ventanales, estancias nobles amplias… la idea era conservar la distribución original, incluidas las puertas y ventanas de madera pero mejorándolas en la medida de lo posible.
No hemos podido disfrutar más con este trabajo. Los que nos conocen saben que somos unos enamorados de todo lo antiguo, para nosotros tiene un valor añadido sólo por las historias que puede contar… y, siempre que podemos, intentamos darle una 2ª oportunidad a elementos que envejecen con solera, y que pueden significar un plus para un espacio.
En cuanto a distribución actuamos, sobre todo, al fondo de la casa (anteriormente zona del servicio), muy compartimentada, oscura y mal distribuida; con la intervención se ha ganado una gran cocina con una amplia zona de comedor; se ha recuperado la terracita que da al lavadero, quitando el feo ventanal que la cegaba; y se ha conseguido sacar un baño completo más. Las puertas se han pintado para dar más luz al interior y, en cuanto a las ventanas, se han cambiado los cristales y se han puesto a punto las carpinterías.
Un suelo en espiga y algunas molduras en el techo aumentan su carácter señorial; y actúan de antesala perfecta para la disposición del mobiliario, compuesto por piezas únicas y singulares.
La cocina es la guinda del pastel, la sorpresa al final de la casa: valiente y rotunda, en azul cobalto, con aire vintage pero a la vez muy cómoda y funcional.
La casa tiene un aire particular y muy personal, como sus dueños; derrocha creatividad por todos lados. No en vano volvimos a hacer fotos a la casa una vez amueblada porque la selección de lámparas y mobiliario (a cargo de los dueños) enfatizaba y resaltaba el proyecto original de la casa. A la vista está el resultado, no puede ser más bonita y acogedora esta casa, que ahora es Hogar (sí, con mayúscula).
¡Larga vida al vintage!
Y si has llegado hasta aquí (¡gracias!) y tienes curiosidad por ver la casa en el estado en que la encontramos, aquí tienes una buena selección de imágenes para ver el cambio que ha dado. (haz click en las imágenes para hacerlas más grandes)