Tradicionalmente se ha entendido el término low-cost como un tipo de arquitectura realizada de forma muy económica. En realidad es mucho más que eso! Además de ser una arquitectura económica en su inicio, la arquitectura low-cost es aquella que requiere pocos recursos y supone un menor impacto ambiental a lo largo de su vida útil, es decir, consiste en utilizar una serie de estrategias que contemplen los edificios en su ciclo de vida completo.
La eficiencia de las soluciones arquitectónicas implica una visión de larga duración, dejando a un lado las modas y las extravagancias. La crisis económica actual ha provocado un efecto positivo en el sentido de aumentar la necesidad de confort, la eficiencia energética y la durabilidad de la obra, adaptandose a presupuestos ajustados y canalizando los recursos hacia lo realmente prioritario.
Esta «contención» no significa restarle expresividad o calidad a la obra final. Es fundamental partir de la calidad constructiva, incidiendo previamente en el proceso de diseño que debe incorporar las condiciones del clima y el comportamiento del edificio. A través de diferentes texturas o, simplemente a traves de la composición, podemos obtener arquitectura de calidad a bajo coste sin caer en el mero capricho formal.
Como conclusión final, las palabras del arquitecto Eugeni Bach: «Todo tiene un límite. Se puede hacer buena arquitectura con presupuestos ajustados, pero no imposibles!».
Fuente: Arquitectura y Diseño 136